Siempre me han llamado la atención los productos que prometen cambiarte la vida, y los standing desks no eran la excepción. Había leído sobre sus beneficios, conocía el concepto de ergonomía, pero me preguntaba ¿qué tanto podría cambiar? Decidí averiguarlo e invertí en uno
Así fue como me cambió la vida.
Mi vida antes del standing desk: 8 horas sin moverme.
Como muchas personas, trabajo de 09:00 a 18:00 en una oficina. Eso significa que estaba 8 horas (o más) sentado en la misma posición: encorvado, cuello hacia abajo, mirando el computador o el celular. No solo le hacía un daño tremendo a mi cuerpo, también en esa posición me costaba mantener la concentración, muchas veces sentía que las ideas no fluían, me sentía estancado, las horas se hacían eternas y la única pausa era para ir a hacerme un café o ver TikTok (ambas en exactamente la misma posición).
La vida después del trabajo
Se terminaba el día, cerraba el computador e intentaba dejar todo atrás, despejar la cabeza y enfocarme en mi bienestar: deporte, amigos o salir a pasear con mi perro. Pero esas 8 horas me pasaban la cuenta. El dolor de espalda, la tensión en el cuello, las muñecas cansadas hacían que fuera difícil olvidarme del trabajo. Incluso afectaba la calidad de mi sueño.
Bienestar 24/7
Antes de tener mi standing desk me esforzaba en llevar una vida sana para sentirme bien, pero por más deporte que hiciera o por mucho que cuidara mi alimentación, no lo lograba.
Me di cuenta de que el tiempo que pasaba en mi oficina era tan importante para mi bienestar como el tiempo que invertía haciendo deporte o actividad física. Y si no lograba mejorar la calidad de mi espacio de trabajo, todos los otros esfuerzos iban a ser en vano.
Tenía que encontrar una solución
UpLift al rescate: mi standing desk.
Invertí en un standing desk de UpLift. Necesitaba recuperar mi bienestar. Junto con eso me armé una rutina: estar 45 minutos sentado y luego 15 minutos de pie, y así alternando durante toda la jornada. El cambio fue increíble e inmediato. No podía creer que hubiera pasado tanto tiempo sin un standing desk.
Al estar parado mejora la circulación, y con la posición del cuello la oxigenación del cerebro. ¿Qué significa esto? Para mí, trabajar se hace más fácil. Las ideas fluyen más rápido, no pierdo la concentración y estar en constante movimiento hace que mi jornada laboral se sienta más dinámica, el tiempo pasa más rápido, trabajo mejor y por lo tanto, soy más productivo.
La vida después del trabajo parte II
El cambio no se dio solamente en mi espacio de trabajo, con mi nuevo standing desk mi calidad de vida mejoró notablemente. Me olvidé del dolor de espalda y cuello. Sentía que por primera vez esas 8 horas que pasaba trabajando no me desgastaban ni consumían mi energía, al revés, al estar en constante movimiento durante la jornada sentía que terminaba con aun más energía. Con esto mejoró mi trabajo, soy más productivo, trabajo más rápido, más concentrado y más feliz. Al final eso es lo que importa, ¿no?
Mi espacio de trabajo se convirtió en una pieza clave para lograr mi bienestar, y mi standing desk en el protagonista.
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